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8M2020 Uruguay: Sin feminismo no hay democracia

Uruguay se pintó de violeta y cientos de miles de personas volvimos a tomar las calles de todo el país el pasado 8 de marzo. El feminismo demostró su infinita fuerza una vez más.

Hace cuatro años que Montevideo es testigo de la marcha más masiva del país cada 8M, y el 2020 no fue la excepción, con unas 350.000 personas reunidas en la avenida 18 de Julio. A ese número se suman las movilizaciones en el interior del país: las feministas nos encontramos en Flores, Canelones, Soriano, Maldonado, Artigas, Colonia, San José, Paysandú, Florida, Lavalleja, Treinta y Tres, Río Negro y Cerro Largo (donde se realiza una marcha binacional).

Horas antes de la convocatoria, el aire del centro de Montevideo estaba cargado de lucha y emoción. Por todos lados nos encontrábamos mujeres y disidencias que compartíamos miradas cómplices, sonrisas, puños en alto. Ese día, ninguna tenía miedo de caminar por la calle, porque teníamos la certeza de que estamos juntas y la ciudad es nuestra.

El color violeta tiñó 18 de Julio con pañuelos, ropas, pancartas, pinturas, pines, brillantina y más. También acompañaron algunos pañuelos amarillos, símbolo de la lucha por la Ley Integral Trans (aprobada en 2018), varios pañuelos verdes en apoyo a la legalización del aborto, wiphalas de los pueblos originarios y camisetas naranjas de la plataforma antirracista.

Cientos de carteles gritaban nuestros reclamos y llamaban a despatriarcalizar la vida, a combatir el fascismo, a unirnos para derrotar al patriarcado. Las caras de las víctimas de feminicidio y de las gurisas desaparecidas en los últimos años se mezclaban con frases contra la violencia de género, los abusos sexuales y la cultura de la violación. Otros recordaban que en la marcha no estábamos todas, porque faltaban las presas y las encerradas en manicomios.

Fotos: Silvina Font

La heterogeneidad de la marcha es parte de lo que la hace tan fuerte. Murguistas, artistas, cirquenses, sindicalistas, maestras, trabajadoras domésticas, estudiantes, lesbianas, bisexuales, trans, no binaries, antiespecistas, afrodescendientes, indígenas, migrantes… Todas nos unimos en una misma lucha y nos celebramos en nuestra diversidad.

Los sonidos también eran variados y potentes. “Sigo viva aunque me mates, sigo firme aunque me violes, sigo entera aunque me hieras, tengo voz. ¡Somos voz antirracista, compañera feminista, repudiamos lo machista!”, cantaba la batucada antirracista. Las carnavaleras coreaban “Sin nosotras no hay Carnaval”, y las maestras gritaban “Sin nosotras no hay educación” después de realizar la performance del colectivo chileno Lastesis, “El violador eres tú”.  Como todos los años, la comparsa de mujeres La Melaza también alegró la marcha con sus tambores, que se mezclaban con los cantos feministas.

Uno de los puntos más increíbles de la movilización fue, sin dudas, el de las slacktivistas: con unas cuerdas que atravesaban la avenida a varios metros de altura, un grupo de mujeres colgó una tela violeta enorme con la consigna “América Latina feminista”.

Aunque no hubo ningún conflicto, el nuevo gobierno de derecha (que asumió sus funciones el 1° de marzo) desplegó un operativo policial totalmente desmesurado que chocaba con lo pacífico de la manifestación. Estas medidas comenzaron el año pasado, cuando el gobierno anterior valló la Iglesia católica que se encuentra en el recorrido de la marcha y dispuso un puñado de policías a custodiarla y filmar a las manifestantes. La visión de decenas de militares en distintos puntos de la ciudad fue lo único que contrastó con la energía violeta de la marcha, que nos puso más alertas ante el avance represivo.

El feminismo se ha transformado en una de las fuerzas sociales más potentes de la región. Somos millones y estamos unidas para transformar todas las relaciones de sometimiento, discriminación y explotación. El 8M pudimos gritar con convencimiento: ¡América Latina es toda feminista!

 

Recomendamos leer la proclama de la Intersocial Feminista, articulación que nuclea varios colectivos de Uruguay.